Tiempo de lectura: 2’20’’
En los últimos años, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha ganado un protagonismo significativo en Centroamérica y otras regiones de América Latina. Según un reciente estudio realizado por Sherlock Communications, el 81% de los latinoamericanos considera que las prácticas de RSE influyen directamente en su percepción de las empresas y un 72% afirma que prefiere comprar productos o servicios de compañías que demuestran un fuerte compromiso con la responsabilidad social y ambiental.
Este estudio revela que las preocupaciones más acuciantes para los consumidores centroamericanos incluyen la contaminación del aire y del agua, así como el acceso a servicios de salud de calidad. Para la mitad de los encuestados, estas deberían ser las áreas prioritarias de acción para las empresas que buscan mejorar su impacto social y ambiental. Además, el 43% de los participantes destacó la importancia de combatir el calentamiento global como parte de las iniciativas de RSE.
Sarah O’Sullivan, Directora de Investigación de Broadminded, subraya que los consumidores están cada vez más atentos a las prácticas empresariales y dispuestos a castigar con su poder de compra a aquellas compañías cuyas acciones no consideran éticas. De hecho, un 66% de los latinoamericanos ha evitado adquirir productos o servicios de empresas debido a desacuerdos con sus prácticas o posturas.
La relevancia de las prácticas de RSE no solo es una demanda del consumidor, sino que también se refleja en las decisiones de inversión. Los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) son ahora factores esenciales en la evaluación de oportunidades de negocio en América Latina. Esta tendencia es parte de un movimiento global más amplio donde la sostenibilidad y la ética corporativa se han convertido en pilares fundamentales para el éxito a largo plazo de las empresas.
América Latina, con su rica biodiversidad y recursos naturales, ofrece un escenario único para que las empresas integren principios de sostenibilidad en sus operaciones. Países como Colombia, México y Panamá han adoptado taxonomías verdes, y Brasil ha avanzado en la implementación de normas de sostenibilidad para las empresas que cotizan en bolsa. Estas iniciativas no solo buscan proteger el medio ambiente, sino también garantizar que las prácticas empresariales contribuyan al bienestar social y económico de la región.
Además, la creciente presión internacional, especialmente de mercados como la Unión Europea, obliga a las empresas que exporten productos básicos como la soja, el cacao y el café a cumplir con estrictas normativas de sostenibilidad. Por ejemplo, el Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación exige que las empresas demuestren que su producción no contribuye a la deforestación, una medida que impacta significativamente a los exportadores latinoamericanos.
La responsabilidad social y ambiental ya no es una opción, sino una expectativa clara tanto de los consumidores como de los inversionistas. Las empresas en Centroamérica y en toda América Latina que adopten estas prácticas estarán mejor posicionadas para prosperar en un mercado cada vez más consciente y exigente.
Fuente: Stakeholders, Expok, EyN, Thomson Reuters, FAO.